miércoles, 31 de diciembre de 2008

Una nueva Navidad

Las pocas hojas que en lo árboles de aquel parque quedaban, estaban mustias y de mil colores pintadas, la mayoría descansaban ya muertas en el suelo. Sin embargo, los árboles eran un espectáculo maravilloso. Vestidos ó desnudos, daba gusto verlos.

Aquella muestra de la naturaleza, hizo que Ana escribiera un relato de forma tan magistral, que tras participar en un concurso nacional de relatos, ganó el primer premio. Para la joven, fue el escalón que le faltaba para poder continuar subiendo las escaleras que eran su vida.

La carta fue recibida sin pena ni gloria. Como si fuera una misiva más de publicidad. Pero en el interior de Ana, una tormenta de sentimientos y sensaciones, luchaban contra lo reservada que era con las cosas que conocía, nadie se iba a alegrar. Guardó la carta en una carpeta tras asegurarse de que aquella lectura realizada era la correcta, y siguió escribiendo en su novela con más alegría que nunca.

Ya por la tarde, más serena, se arregló, tomó su bolso verde de mano, y se dirigió hasta la cafetería. Allí, pidió un chocolate y unos churros. En la soledad de una mesa, celebró para sus adentros aquel premio tan largamente deseado y tan tristemente recibido.

Como la carta decía que el 26 de diciembre tenía que recoger el premio, siguió con normalidad su rutina, hasta que partió a la capital el día 23. Antes de recoger el premio, estaba dispuesta a celebrar la Navidad, pero lejos de su hogar. Lejos de la tristeza, de la amargura y de la soledad. Bueno, la soledad era su compañera, pero podía dejarla en el pueblo y llevarse con ella la ilusión y la esperanza.

Durante el trayecto en el autobús, comenzó a sentirse cada vez más alegre, con más ganas de Navidad, con una sensación de paz que no reconocía haber sentido antes. A duras penas podía permanecer quieta en el asiento hasta que para sus adentros, comenzó a entonar su primer villancico del año “los peces en el río”.

Al llegar a la capital, aunque se moría por hacer un recorrido por todos lados libre cual pajarillo, se dirigió al hotel donde había reservado una habitación y dejó las maletas. Al cabo de un rato, salió para hacer turismo. Estaba tan feliz que no recordaba nada ni pensaba en nadie. Había ganado el concurso, su nombre sería reconocido y la historia de aquel padre y aquel hijo, sería publicada. Tal vez para las personas que la rodeaban aquello no era importante, pero para ella, era un paso más en la vida profesional que quería llevar.

Todos los escaparates estaban adornados, las calles llenas de gente bulliciosa que compraba compulsivamente, los belenes a ojos vista y los villancicos por todos lados se oían. Por unos momentos, le entró algo de nerviosismo, nunca había estado tanto tiempo fuera de su casa y tenía miedo de lo que podía encontrarse cuando llegase. Tenía miedo de todo. Pero la visión de unos niños vestidos de pastores le devolvió la ilusión y la alegría.

Se fue a comer a un rinconcito que por allí había y luego regresó al hotel. Allí, en su habitación, leyó de nuevo la carta para asegurarse de que no se había confundido ni de ciudad, ni de fecha ni de premio otorgado, pero no, todo era tal y como ella creía haber leído. Lloró de alegría durante un largo rato hasta que se durmió soñando con la entrega que en tres noches tendría lugar.

Al día siguiente despertó en la habitación del hotel. Ya era Nochebuena pero no le apetecía salir a la calle. En el hotel tenían una magnífica chimenea, cerca de la cual estaban terminando de adornar un árbol enorme. Ella se acercó, tiritando de frío.

-¿Puedo echar una mano? -Ana sonrió encantada

-Claro, páseme los adornos -la mujer, que trabajaba en el hotel, le devolvió la sonrisa- ¿la primera Navidad fuera de casa?

Mientras adornaban el árbol, se pusieron a charlar. Ella no mencionó a su familia ni tampoco dejó entrever ninguna tristeza, solo respondió a las preguntas como si fuera otra persona quien respondiera. Sin embargo, se dio cuenta de que aquello no estaba bien, pues no mentía a aquella mujer, se mentía a ella misma. De modo que pidió perdón, y respondió con sinceridad. Estuvieron charlando un largo rato de sueños, de ilusiones y las distintas formas de ver la vida.

-¿Necesita algo? -tras terminar de adornar el árbol, Ana fue preguntada con un gesto de agradecimiento.

-Un chocolate.

Se sentó junto a la chimenea mientras se oían los villancicos y esperaba la bebida caliente. Tenía la mente en blanco, pero el corazón palpitante de emoción. Dos noches más, y el premio estaría en sus manos, pero esa noche era Nochebuena e iba a disfrutar de ella con la tranquilidad de que se podía mostrar tal y como era sin que nadie le dijera nada, aunque… ¿cómo se celebraba la Nochebuena? Ana no tenía ni idea, así que cuando le llevaron el chocolate, preguntó algo sonrojada.

-Perdone, ¿aquí celebran la Nochebuena?

-Claro, todos los años organizamos una fiesta para nuestros clientes, si quiere, únase a ella, a las nueve dará comienzo en el comedor.

Ana, tras agradecer aquellas palabras, se tomó el chocolate y se dispuso a salir. Las tiendas aún estaban abiertas, así que se podía comprar algo, en el pueblo había dejado ropa que le podía servir para la entrega de premios y también para la cena, pero decidió coger la tarjeta e ir a comprarse la ropa que a ella le gustaba de verdad para esas ocasiones. Nunca había acudido a una fiesta, pero suponía que en chándal no se iría, así que se compró un vestido y algunas prendas más. Estaba dispuesta a mostrar por fuera, lo bien que se sentía por dentro.

Aquella noche, durante la fiesta, sin proponérselo, fue el centro de atención. Su gracia bailando, su voz cantando los villancico, el brillo de sus ojos, su sonrisa, su manera de recitar poemas... todos la miraban y le pedían actuaciones. Ella, que nunca se había sentido tan bien, accedía a todas las peticiones. Fue la reina de la fiesta y se sentía la reina de su vida. Delante de todos los presentes, Ana sonreía por fuera, pero no podía mostrar lo que su corazón disfrutaba porque no existían palabras.

Aquella Navidad sí era digna de recordar, y no solo por el premio. No oía insultos ni la entristecían las peleas de sus padres, ni tampoco vivía con el miedo y el sobresalto de los despertares a base de gritos. Por primera vez era una Navidad como ella siempre había soñado: con tranquilidad y alegría.

Una Navidad, en la que sí, estaba sola, pero no tenía a la soledad por compañera.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

La soledad incluso puede surgir estando rodeado de toda la gente del mundo.

Me ha encantado!!!!

Arwen Anne dijo...

me alegro de que te haya gustado Menda, y sí, puede surgir, pero en ella no, aquella noche, no

Lola Mariné dijo...

Bonito cuento, ojalá se haga realidad para tí.
Un beso.

Arwen Anne dijo...

Hola Lola, bueno, realidad para mí... mira no estaría mal, pero... no creo que yo pudiera disfrutar ni tenga la fuerza que tiene Ana

me alegro de que te haya gustado, un beso tambien para tí

Alicia. dijo...

Me ha gustado mucho el cuento :)
Una Navidad digna de recordar. Por fin se despidió de la soledad.
¡Feliz entrada al año 2009!manti

Unknown dijo...

¡Me ha gustado el cuento! ¡Te deseo lo mejor para el 2009! y como creo que el año no te ha ido del todo mal, pues eso, que sea como mínimo igual y si es mejor a aprovecharlo.

¡Un beso! ¡me ha gustado mucho el cuento!

MIGUEL

Conxa dijo...

Solo saludarte y desearte que pases una feliz noche!!

Arwen Anne dijo...

Me alegro de que te haya gustado Alicia, y sí, se despidió de la soledad, menos mal

un beso y feliz año

Arwen Anne dijo...

Hola Miguel, me alegro de que te haya gustado, y mira, es verdad, no me ha ido mal el año, pero la verdad es que ha mejorado en el otoño, así que espero que el 2009 sea buenesito desde el principio

un beso

Arwen Anne dijo...

Hola Conxa, feliz noche tambien para tí y besos

Sara Mansouri "Saroide" dijo...

Qué bonito ver reconocida tu lucha como escritora con un premio,¿verdad? Pero más hermoso es saber que hay quien te lee de vez en cuando. En todo caso, sí, sería una bella y tranquila Navidad. ¡Un besín y feliz año, maja!

Pugliesino dijo...

A pocas horas del primer amanecer del año tu cuento es el primero que leo y me ha encantado como,no la soledad sino el vacío,es vencido por ese gesto humano de invitarla sin esperar nada a cambio.
Como con tan poco se consigue tanto.
Te deseo un maravilloso 2009!!
Un beso

Arwen Anne dijo...

Lo mismo te deseo Saroide, me alegro de que te guste el cuento, un beso y feliz año

Arwen Anne dijo...

Es un honor para mí ser la creadora de la primera historia que leas en este 2009, espero que leas más historia mías y que te gusten.

un beso y gracias, feliz 2009 también para tí

Arwen Anne dijo...

hola goticoso, hay estaremos para echarle un vistazo al blog, un saludo también para tí y feliz 2009

Juan dijo...

Hola

Llevaba todo el rato preguntándome por qué Ana parecía tan triste por pasar fuera la Navidad y, a la vez, por qué hablaba con tanta amargura de estas fiestas... Pero al final se aclara todo.

Vaya un cuento bonito... y con respecto a la técnica, me parece muy interesante la forma en que controlas y cambias el ritmo. Me refiero, por ejemplo, a la frase del inicio, donde hay una serie de cambios muy sutiles en el orden "normal" de las frases. Luego, sigues narrando con frases corrientes, en el orden habitual y, de cuando en cuando, o alteras el orden (por ejemplo: "y los villancicos por todos lados se oían") o pones adjetivos delante del nombre, cosa que no haces casi nunca. Cuando llego a esos puntos, tengo la sensación de que la narración se detiene, que las acciones que describes en esos momentos duran más o que Ana las vive más intensamente. No sé si lo haces conscientemente, pero diría que sí.

Tengo más cosas que decirte, pero ahora no me da tiempo. :-(. Me ha gustado mucho este relato. Y te tengo que decir que me has puesto colorado con lo que has dicho de mi último cuento para los cuentacuentos... Pero eso sí, no dejes de escribir :-).

Un saludo.

Juan.

Blanca Miosi dijo...

Arwen,

Tu cuento trasmite las emociones de Ana. He visto a través del personaje cómo ve ella el mundo y cómo lo siente. Se ha ganado un premio del cual se siente orgullosa pero no tiene con quién compartir la noticia, pues en su casa sólo existían peleas, «vivía con el miedo y el sobresalto de los despertares a base de gritos». Ella había soñado siempre con una Navidad tranquila y a pesar de que ese año estaría sola, (sin la familia) sabía que estaría mejor que nunca. Cantó, bailó recitó y fue la reina de la fiesta, y después de Navidad aún quedaba más felicidad: el premio. Me deja la impresión de una joven solitaria que intenta a pesar de sus circunstancias adversas, seguir adelante con sus sueños. Bello cuento de Navidad. Te felicito.

Besos

Arwen Anne dijo...

Hola Juan, un pelin tarde leo tu mensaje, pero gracias por tu comentario y tendré en cuenta esas cosas, que mira, concientemente no las hago, siento decirlo, pero concientemente no, me alegro de que te guste y tranquilo, que tengo cuerdad para mucho rato.

Me alegro de que te guste el comentario que te deje, en cuanto reciba el correo diciendome que puedo entrar ya en la pagina y participar, tranquilo que participare.

un beso y gracias

Arwen Anne dijo...

Mil gracias Blanca por el comentario y me alegro de que te haya gustado, la verdad es que a mí me gusto escribirlo, y me hace muy feliz que vosotros hayais disfrutado leyendolo.

Gracias y un beso