martes, 28 de julio de 2009

Los cambios

En la vida siempre hay cambios, la verdad es que para mí, la vida es un viaje cuyo paisaje siempre varía pues nos lleva por lugares cada vez más dispares y variopintos.

Me refiero a los cambios de mi novela precisamente. Sigue adelante, ahora en un punto muy álgido, de mucha tensión, pero también mucha unión, aunque es precisamente este hecho lo que me ha llevado a cambiar el título.

No voy a desentrañar nada, sólo diré que el lector también tendrá que unir piezas, porque de lo contrario, se puede perder, y no es una novela de intriga, ni policiaca, recordar que es del western, pero al igual que el protagonista tiene que unir las piezas del puzzle que forman su vida, el lector también tendrá que hacerlo.

Ya voy por el capítulo diez, y no se cuando la terminaré, lo ignoro, tal y como ya os he dicho otras veces, es el protagonista quien cuenta la historia, quien la redacta según él la vive, yo no hago nada, solo escribir.

Aún así, y siguiendo con los cambios, la vida está llena de ellos, cualquier cosa que se dice o se hace lleva a algo distinto. Tal vez ese sea su misterio, su secreto, su motivo de ser, lo ignoro, sólo se que los cambios están ahí. Tal vez ni nos demos cuenta de ellos, pero cuando lo hacemos, la vida nos cambia y ellos se hacen más tocables, más existentes.

Creo que es bueno que los haya, pero creo que aún es mejor saber adaptarse a su existencia, respetar su motivo y actuar o no respecto a ellos, eso ya es cosa nuestra, pero cuando se actua en consecuencia y se actúa bien, el paisaje se vuelve tan verde y tan lleno de magnificencia que parece no poder ser real.

Mi vida ahora mismo no me parece real, aunque eso sí, voy a disfrutarla al máximo y cuando os pueda contar algo más concreto lo haré.

miércoles, 22 de julio de 2009

Carta de Frank

Buenas tardes.

Me llamo Frank. Muchos ya me conocéis, otros aún no. Soy el personaje principal de la segunda novela de Arwen. Ella últimamente lo está pasando un poco mal a causa de Copito. Yo nunca he tenido un conejo por mascota, ella lo sabe, es conciente de ello, yo los conejos los mato, los cocino y me los como, pero es que este mundo, mí mundo, es diferente al suyo y al vuestro también.

El motivo de esta carta, es explicaros un poco los cambios que ella van a existir. Arwen me ha dado el mando, me ha permitido, mejor dicho, me está permitiendo que sea yo quien cuenta la historia, a mí manera, desde mi punto de vista y desde mis sentimientos. Es algo que le agradezco, pues me permite ser yo mismo, no tengo que fingir ni ocultar nada.

A muchos de vosotros las historias del western, como las llamáis, no os gustan. Lo acepto, lo entiendo. A mí, mi mundo, tampoco. Odio las armas, temo a la muerte y reniego de la violencia. Pero he nacido aquí, tengo que admitirlo, sobrevivir...y os puedo decir que estoy orgulloso de mi familia, de mi autora, y de la vida que he llevado. De pocas cosas me he de arrepentir, de muy pocas, pero este no es el motivo de esta carta.

Esta carta es para que sepáis dos cosas: que Arwen cambia el título de su novela y que, las tres partes, serán muy distintas una de la otra. Me explicaré.

La novela llevará el título de El Valle de los Recuerdos. No me preguntéis a mí, por favor, el motivo de ese cambio, preguntárselo a ella, espero que os de la respuesta, porque lo que es a mí, no me ha dicho nada.

Lo de las tres partes, es porque al principio, y por voluntad mía, quiero que conozcáis a mi familia, que la entendáis y a mí también. Quiero con conozcáis el mundo real en el que vivo, que me comprendáis y me entandáis. Que viváis conmigo las situaciones que me forjaron como hombre y que forjaron a mi familia.

Más adelante, quiero y deseo que viváis situaciones con mi familia, que viajéis conmigo por el rancho, que podáis oler y presentir mi mundo, que sintáis cómo es el western, su lado duro, su injusticia, también su lado bueno, su unión, su familiaridad... quiero que viváis mis amores, los de mi hermano, quiero que sintáis el cariño y comprensión de mi padre...

Y por último... bueno, todos conocéis regreso al hogar verdad? pues lo contaré más detenidamente, quiero que conozcáis a mi niño, a mi mujer, a mi abuelo... quiero que conozcáis la ciudad, que viváis en ella, quiero que me acompañéis, porque, lamentablemente, este camino no puedo hacerlo sólo.

Soy un hombre, lo se, y tengo a Arwen a mi lado, pero ella es un guía. Necesito que me ayudéis, que no me dejéis sólo. Este camino es complicado, lento, duro y penoso, pero si tengo personas esperando mi llegada, se hace menos duro. No le puedo pedir ayuda a Arwen, ya está haciendo bastante.

Un saludo de un hombre que rinde sus armas para ofrecer sus recuerdos y su vida.

FRANK

sábado, 18 de julio de 2009

Adiós Copito

Hace unos días, mi conejito Copito, un ejemplar de la raza hotot, falleció. No se si fue culpa mía o si yo no tuve nada que ver, lo que si se que murió esperándome. Apenas unas horas antes le había dicho que iba a ir luego para echarle de comer: lechuga, pan... pero cuando lo hice me lo encontré ya muerto.

No ha sido si no un shock lo que ha acabado con su vida. Si yo le hubiera tomado en brazos, como cada día, quizás le hubiera notado la subida de temperatura, el corazón acelerado ó que se yo, pero quizás hubiera podido haberle salvado la vida, pero no lo hice porque no sabía que le pasara nada, le vi tranquilo, en su sitio, tranquilo, como era el. Pero desgraciadamente ya no está conmigo.

Tengo más conejos, cada vez que les echo de comer, les limpio, les acaricio... les veo, recuerdo a Copito. Le puse ese nombre por su pelaje, completamente blanco, con un redondez marrón en los ojos. Era muy mimoso, super cariñoso... bueno, cariñoso conmigo, con mi madre... ella no podía hacerle nada, de ella sólo quería sus caricias, nada más, pues ni podía echarle de comer ni tampoco limpiarle la jaula, yo sí.

Esas cosas pasan, los animales, al igual que las personas, se nos van, y lo debemos superar, pero el vacío permanece aunque sea un simple conejo, que para mí no tenía nada de simple, aunque no hablen y aunque no hagan nada especial, pero para mí, que me mirara, que me lamiera, que me echara su cabeza en mi hombro y que comiera de mi mano... para mí eso era cariño del animal hacia mí.

Son cosas de la vida, cosas que pasan... igual que a Lola se le murió hace unos meses un gato, pero la verdad es que se les echa de menos. Mucho.

Esté donde esté, Copito siempre será recordado porque era gracioso, juguetón, mimoso... porque era un animal muy lindo y muy tierno. Sólo tenía 13 meses cuando ha fallecido, lo compré yo porque lo ví muy pequeño en la tienda, casi no comía entonces y lo tenían en malas condiciones, así que lo compré, me lo traje a mi casa y lo crié. No me ha dejado ni un sólo conejo suyo, pues la coneja que tenía yo antes se comía a los conejos en el momento de tenerlos, de modo que mi madre la mató, no me dio lástima de ella, pero sí de los conejitos que ella mataba según los tenía. Lo hizo media docena de veces. Y una de esas, la paría era de Copito, así que no me queda nada de el, nada más que una fotografía y un hermoso recuerdo, junto a la sensación de que yo tuve la culpa de su muerte, quizás si le hubiera cogido... no lo se, pero si lo hubiera hecho, quizás hubiera notado algo y le hubiera podido salvar, lo único que se es que voy a tardar en olvidarle.

Me están viniendo cosas buenas, pero también malas, y son tan pesadas que a duras penas las buenas pueden con ellas...



Adiós Copito, no te olvidaré jamás. Perdóname por no haber sabido soltarte de las garras de la muerte.

domingo, 12 de julio de 2009

Colección de relatos

Hoy le acabo, hace escasos minutos, de dar el punto y final a una colección de relatos que van desde el tema del amor, hasta el terror. Algunos de los relatos los habéis leido aquí en el blog, cómo Ana y Frank, el sótano de la muerte, regreso al hogar, el mejor recibimiento... pues están todos esos y muchos más, un total de doce, en la colección.

Los he ordenado, corregido por dos veces y voy a enviarlo a una editorial. Tiene suficientes páginas, y está registrado, así que no le encuentro problema alguno.

Pero eso sí, tengo que decir que también he echado un par de lagrimillas, la sensación ha sido igual que cuando le puse el punto final a William, y es que en el fondo, lo se, es mi trabajo, es algo que yo he escrito, algo en lo que confío, algo que ha salido de mi interior, y se que le puede gustar al público, pues no recoge, como ya os habréis dado cuenta, un sólo tipo de relato, si no que recoge varios, así como que los narradores no son tampoco iguales, pues algunos están en primera persona y otros en tercera. Incluso hay de diferente género: aventuras, fantasía, realidad, romanticismo, western, terror, suspense... de todo un poco en escasas páginas.

En fin, que la colección está hecha, que los tengo recogidos en un sólo tomo y espero tener suerte, pero eso sí, tengo mucha suerte ya, y no sólo por haberlo terminado, también porque me siento bien conmigo misma, me siento bien cada vez que termino un relato ó algo similar, me siento muy bien, y no quiero que eso cambie por nada del mundo.

miércoles, 8 de julio de 2009

Simplemente yo

Pues sí, he decidido ser simplemente yo, hacer lo que me gusta, disfrutar de las pequeñas cosas y seguir adelante en este camino que es la vida.

Me habéis demostrado sobradamente que no estoy sola por mucho que yo me sienta así. Habéis estado ahí, y os lo agradezco de corazón.

Últimamente han pasado cosas que me han hecho ver que siendo yo, mi vida puede cambiar: he ganado el concurso del fanzine de Horror Hispano, en el periódico de mi pueblo saldrá el relato que salió publicado en Hamburgo, además me siento bien, y voy no sólo a intentar publicar mi novela, si no que además voy a intentar por otras editoriales, publicar un libro de relatos, pues tengo más que suficientes para ello, y además, mi segunda novela va genial, va viento en popa, la estoy escribiendo tal y cómo yo quiero.

No me importa que quien yo creía mi amiga me traicione, me llame sólo para decirme que deje de escribir, no me importa que vengan a mi casa a decirme que debo hacer, tomé una vez la decisión firme de ser yo misma y fallé, pero ahora no puedo fallar, y no sólo por mí, también por mis lectores. Por esos lectores que no podrán conocer las historias que escribo si de buenas a primeras lo tiro todo por la borda.

Se que cuento con vosotros, y eso, la verdad, es que es mucho.