Hola a tod@s. Hoy quiero compartir con vosotros una experiencia mía que me ha enseñado muchísimo. Se trata, como ya habréis supuesto, de una experiencia con un niño autista. Bueno, en realidad ha sido con una niña. Se llama Beatriz, tiene 14 hermosos años y un corazón que en este mundo no cabe.
Resulta que yo ya la conocía desde hace varios años, pero no sabía del autismo como ahora, y eso se lo tengo que agradecer a Anabel, así que gracias Anabel. Pues veréis, ya hacía tiempo que yo no veía a Beatriz, en realidad, casi un año. Siempre que la he visto ha sido con su madre y con su hermana mayor, y claro, ella se portaba como siempre: muy cariñosa, muy tierna, no dada a que se le toque, no habla casi, no admite que le pongas bien la ropa (cuando la vi hace casi un año llevaba un zapato suelto y un botón de la camisa desabrochado, le faltó poco para tirarse al suelo gritando) y así muchas cosas más, pero sí que gracias a la ayuda de ejercicios había admitido que la tocasen, que la peinasen e incluso que la bañasen y vistiesen, lo que para su madre fue un alivio enorme, la niña ya no gritaba ni se golpeaba a la hora del baño. Las personas que tenéis hijos así, la verdad es que lo entenderéis a la perfección lo que se siente, yo sólo lo puedo imaginar, y no me gusta.
Pues hace cosa de un par de semanas, volví a ver a esa familia. La madre de Beatriz ha sufrido hace unos meses un infarto cerebral. Afortunadamente no fue muy fuerte, pero Beatriz ha cambiado muchísimo. Cuando me vio me abrazó, a lo que yo le respondí con un abrazo claro y con un beso, cosa a la que Beatriz es muy dada, estuve charlando con su madre, con su hermana... pero Beatriz no soltaba a su madre, y cuando subimos una de las calles empinadas de mi pueblo, Beatriz, ella solita, hizo que su madre se sentase en un escalón que hay. La dejó allí sentada un rato, y cuando fue a levantarse, fue la misma Beatriz la que la ayudó a levantarse. Yo no me creía lo que estaba viendo. Para mí era algo imposible, pero resulta que, lo hace desde que la madre cayó enferma. A mí constantemente me miraba los zapatos, y cuando se me soltó el cordón, no me dejó continuar hasta que me até.
Se que es autista porque la misma madre nos enseñó a mi madre y a mí los papeles del médico. Su niña, que en aquel entonces tenía 5 años, era autista. Han pasado 9, y ha tenido suerte, Beatriz es muy especial, tanto, que se olvida una de lo que tiene cuando está con ella. Es alegre, es divertida, ríe, te abraza, está pendiente de todo y cuida de su madre. Se agarra al brazo de ella y no la suelta. Viéndola, puedes creer que es la madre quien la lleva, pero si te fijas, ves que no es así, es todo lo contrario.
Es un sol de niña, aunque eso sí, algunas cosas no las admite, pero con su mirada, y sus pequeños gestos, lo recompensa todo.
*****dedicado a Anabel, del blog el sonido de la hierba al crecer por darme la oportunidad de entender un poco más este mundo y de poder valorar esta historia tan simple, pero también tan importante. Gracias Anabel y FELIZ CUMPLEAÑOS *****
El vestido con 18 flores
Hace 5 días
19 comentarios:
Una lección de esas que nos da la vida para mostrarnos lo que llevamos dentro las personasy hasta donde somos capaces de dar cuando delante se nos presenta una necesidad.
PAZ
La verdad es que desconocemos muchísimo de ese mundo y lo que rodea esa enfermedad.
Un saludo.
Ay, estaba deseando pasarme para leer esta entrada. Jo, Arwen, voy con lagrimones y la piel de gallina.
Es maravilloso lo que cuentas de Beatriz. Siempre hay un niño, una persona por encima del autismo. ¡¡¡Y tú sabes verlo!!!
Un besote enorme para ti y para todos los CAMPEONES, en especial para Beatriz.
Te queremos mucho.
Hola Arwen soy de Argentina y he entrado a tu blog por que sigo el de Anabel, me parece muy interesante lo que contas de esta niña con autismo ya que yo tambien tengo un niño con autismo. Es impresionante el amor que pueden dar pero tambien es muy dificil estar en lugares publicos cuando hacen berrinches y se tiran al piso y se golpean como mi hijo. El es agresivo con el pero super cariñoso con los demas, jamas pego una cachetada. Me imagino esa madre luego de haber tenido el infarto cerebral por que nosotras pensamos siempre que pasara con nuestros niños cuando no estemos por eso Dios la abra ayudado para que no fuese tan severo el infarto que tuvo. Te dejo mi blog por si te interesa pasar yo voy a seguir visitando el tuyo. Besos miangelmateo.blogspot.
¡Qué gran corazón tienes!
MIGUEL
(http://blog.iespana.es/anapedraza)
Que hermosa historia de la vida real nos traes, Arwen. Los autistas son niñis muy especiales, son inteligentes, pero tienen caracterísitcas muy difícil para la convivencia. Sin embargo, dices que Beatris ha cambiado radicalmente desde que su madre enfermó, y eso dice mucho del gran amor que le tiene. El ser humano es todavía una caja de sorpresas inexploradas.
No conozco a Anabel, pero me adhiero a tus sentimientos y le deseo un Feliz Cumpleaños!
Muchos besos,
Blanca
Tú lo has dicho Luis, no sabemos de que somos capaces, siempre nos sorprendemos con algo ó alguien nos da una lección como Beatriz.
besos
Desconocemos mucho Menda, pero te diré una cosa, a veces lo tenemos todo delante, pero no vemos más allá de nuestros ojos
besos
Hola Anabel, me alegro de que te guste este hecho real, no se si veo más allá del autismo, pero sí se que los autistas sientes y, desgraciadamente para muchos, las explicaciones y las dudas dentro se les queda, y este es uno de esos casos.
besos
Me pasaré por tu blog Mariel, y no, no fue muy fuerte el infarto, pero la verdad es que a la pobre le han quedado secuelas, aunque desde luego que, con una hija como Beatriz, creo que ya tiene una aliciente más para seguir adelante.
besos
Miguel, yo no soy quien tiene un gran corazón, si no Beatriz y todas las personas que luchan contra lo que tienen delante, yo solo intento sobrevivir, ella se conforma con ver a su madre
besos
Gracias por tu comentario Blanca, y como tú bien dices, el ser humano es una caja de sorpresas que tiene mucho por dar
besos
es mucho el desconocimiento que tenemos sobre esta enfermedad, yo no conzco ninguna persona autista, pero sin duda tampoco sabría como comportarme, y ese es el problema, creo yo.
Besos.
Qué hermosa vivencia, Mª Carmen. Y nosotros viviendo mirándonos constantemente el ombligo.
A lo mejor los autistas somos nosotros
Un saludo
Ese es el problema Conxa, tratar con una persona autista es muy difícil, pero en ese sentido estamos igual, para ellos, convivir y tratar con nosotros tampoco es fácil.
besos
En algunos sentidos sí que somos nosotros los autistas Blas, no te lo voy a negar, en algunos sentidos... nosotros somos quienes no nos entendemos no entendemos a nadie
besos
Es increible como ellos inventan su propio mundo y lo habitan... pocos saben comprender lo mucho que hay en sus cabecitas, algunas de ellas llenas de amor y de talentos casi milagrosos.
Que hermoso por has hecho, muy lindo.
Besitos desde mi lejana galaxia
gracias Dark, hacía tiempo que no te veía por aquí, un besazo y me alegra mucho tu comentario, como siempre
besos
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