Muchas veces tenemos en la mente la idea de rendirnos, pero algo dentro de nosotros nos invita a que sigamos adelante. Y cuando es algo que nos gusta, no necesitamos mucho para continuar, aunque sí, una palmadita en la espalda, una palabra bonita ó una sonrisa.
Todo esto viene porque últimamente mi familia no cesa en su empeño de que yo deje de escribir, cuando por otro lado, tampoco me lo dicen abiertamente. Eso me deja bastante confusa en muchos aspectos. Y me deja con la impresión de que nadie me dice la verdad, aunque también me deja con la sensación de soledad ya nada desconocida para mí.
Se que estas cosas les pueden pasar a muchas personas con cualquier cosa que eligen en su vida: estudios, trabajo... con todo. Pero me parece que no es cuestión de lo que los demás digan, es más bien cuestión de lo que nosotros queramos de verdad. Y por supuesto, yo lo que quiero es que los lectores disfruten con las historias que yo escribo. Que terminen de leerla y digan: jolín, vaya con este personaje... bueno, si no llega a ser por el otro no hubiera hecho nada... esas cosas son las que yo quiero que el público diga.
Desconozco si a vosotros os ha pasado, pero os diré una cosa, entre rendirme y luchar, prefiero luchar.
Estrategias de lectoescritura para casa
Hace 1 semana