He dado un descansito a la novela, solo unos minutos, para dejar que William repose, y me he pasado por aquí. He leido el post de Lola y ella dice que esto del blog la absorve demasiado y que no escribe últimamente.
Yo la animo desde aquí a que retome sus proyectos y a que los agarre con la fuerza de un león que agarra un trozo de carne. Por que acabar un proyecto es lo más maravilloso que se puede sentir. Bueno, una de las cosas más maravillosas, ya me entendéis.
Yo ahora mismo dudo de que pueda acabar a William. Me duele en el alma no poder hacerlo. Temo por ella y temo por mí. Nadie piensa en mí. Todos piensan en que están cansados, en que quieren dinero y en que lo mío es solo el capricho de una niñata. Pero yo tambien tengo un limite. Lo tengo porque soy humana.
Yo no puedo con la casa, el trabajo, el teatro, el curso, la novela, los recados, el médico...porqué entre las cosas que tengo que dejar atrás para poder llegar a lo máximo, William es lo que se debe quedar? ¿Porque? Yo no quiero. No quiero. Y en casa nadie se dá cuenta. Todos exigen y exigen. Se quejan una y otra vez. Yo tengo que apoyar a los demás y a mí nadie me apoya. Se que debo ser tolerante, vale, lo acepto, pero ¿porqué ellos nunca lo son conmigo? Es mi vida. Y si se llama mi vida será por algo no? o es solo por simple capricho de alguien a quien le dió por llamarlo así.
No quiero dejar a William. No quiero. Voy a tirar para adelante hasta donde mi cuerpo aguante. William me está dando muchas satisfacciones, el teatro también y el curso me va bien. Tengo un futuro delante mía y todos me sujetan las manos. No lo voy a permitir.
No.
Me da igual estar sola. Me da igual no hablar con nadie. Me da igual que me griten, me insulten o me digan lo que quieran. Me da igual pasarme las horas llorando. Quiero a William en la calle y lo voy a conseguir.
Estrategias de lectoescritura para casa
Hace 6 días